Suena a cuento de los hermanos Grimm pero se trata de tres proyectos importantísimos para el conocimiento del Cosmos en su totalidad; los tres complementarios, pero en distintos ámbitos del conocimiento del espacio: con GOCE se inicia una nueva fase en la historia de la observación terrestre por parte de Europa, es el primero de una nueva gama de satélites de la ESA diseñados para estudiar nuestro planeta y su entorno, con el objetivo de ampliar nuestros conocimientos sobre los sistemas terrestres y su evolución de modo que podamos enfrentarnos a los retos del cambio climático global. En su caso concreto, GOCE medirá las diferencias mínimas del campo gravitatorio que rodea la Tierra.
A siete segundos del encendido de los motores fue aplazado el lanzamiento de este primer satélite capaz de darnos a conocer datos, hasta ahora desconocidos, sobre las variaciones mínimas del campo gravitatorio terrestre, su implicación en el desarrollo de corrientes marinas y los efectos de cualquier cambio climático global. Veinticuatro horas después era lanzado desde el cosmódromo de Pletsetsk en Rusia y ahora a esperar a que haga su trabajo, que sin duda será importante. No sé si tanto como el de los dos telescopios que la ESA quiere mandar al espacio en Abril, después de un aplazamiento. El telescopio Herschel será, probablemente, el explorador del origen de las estrellas con un espejo de 3,5 metros de diámetro, emulará y superará al Hubble, y veremos imagenes más grandiosas que las realizadas por éste último, enseñándonos nuevos elementos del espacio con una mejor resolución de imagen en el campo profundo del universo. Tal vez podamos conocer con el Herschel, el díametro exacto de esa estrella que confunde a los astrónomos y que se agiganta o empequeñece según quien haga la medición: hablo de la VY Canis Majoris.
El telescopio Planck investigará la radiación cósmica de fondo: los remanentes del Big Bang y realizará observaciones en el espectro infrarrojo lejano. Con él tal vez se disipe la duda sobre la antigüedad del universo y dejemos de ver esa estructura, la que ahora conocemos, que la hace parecer una red neural. Suerte a estos tres proyectos.
A siete segundos del encendido de los motores fue aplazado el lanzamiento de este primer satélite capaz de darnos a conocer datos, hasta ahora desconocidos, sobre las variaciones mínimas del campo gravitatorio terrestre, su implicación en el desarrollo de corrientes marinas y los efectos de cualquier cambio climático global. Veinticuatro horas después era lanzado desde el cosmódromo de Pletsetsk en Rusia y ahora a esperar a que haga su trabajo, que sin duda será importante. No sé si tanto como el de los dos telescopios que la ESA quiere mandar al espacio en Abril, después de un aplazamiento. El telescopio Herschel será, probablemente, el explorador del origen de las estrellas con un espejo de 3,5 metros de diámetro, emulará y superará al Hubble, y veremos imagenes más grandiosas que las realizadas por éste último, enseñándonos nuevos elementos del espacio con una mejor resolución de imagen en el campo profundo del universo. Tal vez podamos conocer con el Herschel, el díametro exacto de esa estrella que confunde a los astrónomos y que se agiganta o empequeñece según quien haga la medición: hablo de la VY Canis Majoris.
El telescopio Planck investigará la radiación cósmica de fondo: los remanentes del Big Bang y realizará observaciones en el espectro infrarrojo lejano. Con él tal vez se disipe la duda sobre la antigüedad del universo y dejemos de ver esa estructura, la que ahora conocemos, que la hace parecer una red neural. Suerte a estos tres proyectos.
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